Las carmelitas descalzas se despiden de Lucena con una misa de acción de gracias y el futuro del convento de San José dependerá de la Orden Carmelita según el obispo Fernández
Una misa de acción de gracias presidida por el obispo de la diócesis, Demetrio Fernández, sirvió ayer como acto oficial de despedida de la comunidad de carmelitas descalzas del convento de San José, que en próximas fechas cerrará sus puertas con el traslado de las dos únicas monjas que la integran a un cenobio de Salamanca.
Acompañaron al prelado cordobés la mayoría de los párrocos de Lucena, representantes de la comunidad franciscana del convento de Madre de Dios, sacerdotes lucentinos destinados en otras localidades y de la Orden Carmelita, entre ellos el prior del convento del Santo Ángel de la Guarda de Sevilla, Fray Juan Dobado Férnandez.
También asistieron el alcalde de Lucena, Aurelio Fernández, y una amplia representación de la Real Archicofradía de María Santísima de Araceli, tanto de su junta de gobierno actual como de la anterior.
El obispo Fernández agradeció a las carmelitas sus más de cuatro siglos de dedicación a la vida contemplativa en Lucena, orando por nuestra ciudad desde que se establecieron en ella en 1.612, tras una fundación inicial en Cabra en 1.603 donde permanecieron hasta que nueve años después se trasladaron a Lucena.
Respecto al futuro del convento, Demetrio Fernández indicó en su homilía que “no sé nada, eso hay que preguntárselo a la Orden Carmelita”. Finalizada la celebración eucarística, las dos últimas religiosas se despidieron de los fieles desde el locutorio del convento, momento al que pertenece esta fotografía, en el que se aunaron agradecimiento, emoción y lágrimas.